"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 16 de marzo de 2024

First We’ll take Manhattan, then we’ll take Berlin

Como misteriosamente dice Leonard Cohen, 
“First We take Manhattan, then we take Berlin”, se está cerniendo una amenaza sobre Europa. 
Es la amenaza Putin, que con la misma melodía dice: “First we’ll take Ki-ev, then we’ll take Paris...”
Etc. La obsesión conquistadora de Putin no se desvanece una vez tomada Ucrania. Putin es un tipo medieval, fiel al sentido del honor, que cree más en las armas que en las letras. Y esta muy ofendido por cómo le trató Occidente 
Cuando su pie,era época, que Sean rieron de él, le robaron sus países del pacto de Varsovia, y el país hecho una ruina. Se está vengando  su manera. 
Los gobiernos europeos se ponen temblorosos, nerviosos, con las crecientes posibilidades de que Kiev pierda la guerra... porque Putin ha amenazado con proseguir su camino. Primero hacia los países que considera suyos - los del pacto de Varsovia -, y luego, puede, todo recto hacia Occidente, que ya estará más débil que nunca. No se parara en Paris... 
Sobre todo si Trump gana en  noviembre y cumple su amenaza de abandonar la OTAN y desligarse de Europa. 
Pan comido para su amigo, Putin, al que anima a seguir su camino. Mientras, sigamos nosotros con nuestras ridículas cuitas, chillándonos 
 unos a otros consignas estúpidas, gran vocerío callejero que sobrepasa en decibelios al ruido de tráfico. 

domingo, 10 de marzo de 2024

Cristo, de Jorge Luis Borges

No lo veo
y seguiré buscándolo hasta el día
último de mis pasos por la tierra.

(Uno de los más poemas más hermosos que he leído.) 

Cristo en la cruz

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra.
Los tres maderos son de igual altura.
Cristo no está en el medio. Es el tercero.
La negra barba pende sobre el pecho.
El rostro no es el rostro de las láminas.
Es áspero y judío. No lo veo
y seguiré buscándolo hasta el día
último de mis pasos por la tierra.
El hombre quebrantado sufre y calla.
La corona de espinas lo lastima.
No lo alcanza la befa de la plebe
que ha visto su agonía tantas veces.
La suya o la de otro. Da lo mismo.
Cristo en la cruz. Desordenadamente
piensa en el reino que tal vez lo espera,
piensa en una mujer que no fue suya.
No le está dado ver la teología,
la indescifrable Trinidad, los gnósticos,
las catedrales, la navaja de Occam,
la púrpura, la mitra, la liturgia,
la conversión de Guthrum por la espada,
la Inquisición, la sangre de los mártires,
las atroces Cruzadas, Juana de Arco,
el Vaticano que bendice ejércitos.
Sabe que no es un dios y que es un hombre
que muere con el día. No le importa.
Le importa el duro hierro de los clavos.
No es un romano. No es un griego. Gime.
Nos ha dejado espléndidas metáforas
y una doctrina del perdón que puede
anular el pasado. (Esa sentencia
la escribió un irlandés en una cárcel.)
El alma busca el fin, apresurada.
Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto.
Anda una mosca por la carne quieta.
¿De qué puede servirme que aquel hombre
haya sufrido, si yo sufro ahora?

martes, 27 de febrero de 2024

Koldo García y cía

O sea, si lo he entendido bien, ellos se lo guisaron y se lo comieron. Montaron una trama para comprar mascarillas (con desvío de fondos europeos) y venderlas con  una jugosa comisión para ellos. Qué % le tocó al mandamás que dio el visto bueno? Es sólo curiosidad… y Europa no tiene nada que decir? Supuestamente, claro.

Esto tiene un nombre en otros países, supuestamente:

Crimen organizado... desde el poder... elegido por? Ah, por los españoles? Qué cosa.

Y hay más. Tantas prisas frenéticas para llegar al gobierno pactando con los enemigos de España, se debían al negocio? Es decir, estos tíos tienen como objetivo único desplumar los españoles, que, por cierto, muchos de ellos son pollos sin cabeza que corren a votarles? Pues sí que estamos bien. Qué asco!

Y más a más: Koldo (va a resultar el más espabilado) se beneficia de una discapacidad permanente, con DOS _OJONES!

A ver, qué digan algo los que la han pedido, no se la han dado, y aun así han votado a la psoe...

Berlanga, vuelve! Ahora hay más material que nunca!


viernes, 23 de febrero de 2024

El problema de la emoción nacional I

Como dice Javier Bilbaotodos los bienintencionados intentos de reconstruir una idea fuerte de nación española frente al separatismo, han fracasado. Él cita en su artículo varios nombres de esos vanos intentos, pero basta recordar el intento de Aznar de sembrar la idea de “patriotismo constitucional” para comprender el motivo de esos fracasos (fracasos nada sonoros, dado el escaso vuelo que llegaron a alcanzar). 
En realidad, históricamente mucho antes fue la emoción nacional que la práctica democrática - salvo quizás en EEUU, donde nacieron a la vez -. 
El fracaso fue porque eran propuestas meramente racionales, y con la razón no se genera una emoción colectiva. Es fácil ver que en las naciones donde se ha forjado una creencia fuerte en una patria común, fuera luego a desembocar, o no, en democracia, fue por otras vías mucho menos racionales.
Un ejemplo de nacionalismo fue el de Inglaterra. En Inglaterra se fue forjando un patriotismo en torno a su corona y sus triunfos bélicos; alcanzó su culminación cuando el apogeo de su gran Imperio, todavía añorado y soñado gracias a la Commonwealth, una idea brillante para conservar un estado anímico en torno a la fuerza que un día lejano se sintió. Gran Bretaña no luchó contra Hitler por una idea racional de defensa de su democracia, sino por una emoción que abarcaba el mito del Imperio, además de sentir una querencia por su Libertad como valor patriótico. 
Hay un contra ejemplo que permite ver que las vías por las que se llega a fortalecer la idea de patria son únicas e irrepetibles. Irlanda forjó su patriotismo en torno a su catolicismo versus el protestantismo inglés que la colonizaba. Por cierto, algo así decía el Papa Juan Pablo II sobre el catolicismo polaco, firme aliado de su profundo patriotismo. 
En cambio Francia dio un gran impulso a su amor patriótico en la Revolución Francesa, laicista, que inventó la “ciudadanía en armas” contra las monarquías europeas que intentaron sofocarla. No hay duda de que el patriotismo francés goza de buena salud... todavía, pese a la masa migratoria que no se ha adaptado a los valores republicanos. 
En el caso de España tenemos un extraño caso: España ha tenido un gran Imperio, ha creado una civilización en América, ha tenido brotes de nacionalismo que se pueden rastrear en El Quijote, donde Cervantes se muestra más orgulloso de haber luchado en la batalla de Lepanto que de su grandiosa obra literaria... el capítulo “Las armas y las letras” está dedicado a explicar por qué es más noble el ejercicio de las primeras que de las segundas. 
Pero ese espíritu no ha prendido. Nosotros somos un país inmerso en el pesimismo sobre sí mismo. Y todos esos bienintencionados esfuerzos racionales por resucitar un espíritu nacional  han sido tan vanos como explicar el arte de los toros con las matemáticas. No es que no haya ciertos brotes de sinceros patriotismo emocional. Pero me ha parecido siempre una minoría menguante, incapaz de transmitir sus sentimientos. Que Dios nos lo se conserve. 
La raíz última de esta rareza española es de difícil investigación. Hablan del efecto boomerang de la Leyenda Negra, creada por los enemigos de España cuando estaba en sus mejores momentos. Aguardaré a otro post para desarrollarlo.
En suma, no hay democracia si debajo (es decir, antes en la historia) no existe una fuerza emocional que hace evidente por sí misma la conveniencia para todos de vivir en una tierra que sientes tuya sin más explicaciones. Tu patria es tu casa, a la que añoras mucho cuando te ves obligado a vivir lejos de ella. Yo eso lo he visto en republicanos exiliados, que pasaban por tu lado, te oían hablar español y no podían evitar tirarte de la manga y pedirte: “repite esa palabra por favor, que llevo años sin oírla”. Eso es la patria: un sentimiento, una nostalgia, que se puede analizar racionalmente a posteriori, pero imposible de edificar sobre razones muy bien trabadas, pero frías y que no moviliza a la gente para dejarlo todo y defenderla con su vida; lo que quizás sea la última prueba de que hay algo indefinible, común a todos, que vale la pena porque sí, aunque lo lógico es hacer todo lo posible para que no haya guerra. 

miércoles, 21 de febrero de 2024

El,problema de la emoción nacional II

España fue un Imperio, el más grande jamas existido hasta entonces. Por eso padeció el odio de sus vecinos, quienes para vencerlo, inventaron la Leyenda Negra. Todos los países poderosos han tenido su leyenda negra. La de España fue la única que fue absorbida por su pueblo, tuvo un fuerte efecto boomerang y sembró un pesimismo latente de la nación sobre sí misma. 
Este pesimismo, por distintos caminos, ha llegado hasta nuestros días reinando en el inconsciente colectivo, hasta influir en la política de un modo inédito en otros países. 
Ser español y sentir un cierto disgusto hacia ello es de una normalidad absoluta, pese a que desde el final de la Guerra Civil España se ha colocado entre las naciones más afortunadas. Este sentimiento es más un reflejo que el resultado de un análisis elaborado. A causa de esto y otros factores coadyuvantes, estamos viviendo un momento político de paroxismo sin precedentes de este sentimiento letal; no hay nación mínimamente estable sin un cierto aprecio de sus ciudadanos por serlos. Siempre es mejor pecar de un poco de chovinismo que de lo contrario.
España ha tenido recurrentes debates internos entre su inteligencia más notable en torno al “ser” de España, como si fuera un tema de particular enjundia para su existencia, a la vez que no ha habido un especial ímpetu por la metafísica, como sí la ha habido en otras naciones occidentales. España ha tenido la peculiaridad de girar sobre sí misma en este debate ontológico sin fin, poniendo en duda la justificación de su quehacer diario si no se llegaba a una meta en ese vértigo. Ergo el quehacer de su pueblo y sus instituciones habrían actuado falazmente por no partir de una base metafísica firme, una rotunda respuesta a la pregunta de la esfinge soñada... lo cual es imposible, claro. Esto ha incitado recurrentemente a arrasarlo todo para “partir de cero” por aquellos que creían estar en el secreto de la incógnita de la esfinge. Según ellos, toda reforma era inútil, todo el pasado un enorme error. Había que destruir todo para asentar bien los “cimientos de la verdad”. 
Esa era la mentalidad que exhibió la izquierda republicana española desde principios del XX, atraídos por el señuelo de una revolución soviética que había conseguido precisamente eso: derribar una autarquía, borrar todo rastro de ella, de la historia, y “partir de cero”. Una buena parte del encono civil que abocó a la guerra incivil se debió a están mentalidad destructiva que tan bien representaron el anarquismo y socialismo español, movimientos que no dieron ningún fruto destacado en el plano intelectual, salvo la justificación a posteriori de los hechos. Su pensador más respetado por la izquierda de hoy, Manuel Azaña, fue un conspicuo representante de esa mentalidad de “tabula rasa”, con su esquema de aplicar un “equipo de demolición” sobre toda España y su pasado, e implantar una República ex Novo que convertiría al español en un nuevo genotipo glorioso. Ha de recordarse que en las elecciones de 1936 su partido no llegó a la decena de diputados. No le importaba, porque pensaba apoyarse en el PSOE, sobre el que imaginaba tener una influencia de su extraordinario magín sobre la “fuerza bruta” de ese partido (fuente, José María Marco. “Azaña, el mito sin máscaras”).
Hoy en día la izquierda es otra cosa muy distinta desde que se derrumbó el marxismo, pero de efectos similares sobre el ánimo de los más españoles. Por alguna razón, el sentimiento negativo se ha transmutado en un pesimismo renovado, dirigido ahora a otros puntos, como la ecología, que implica una serie de medidas políticas, no fundadas mas que en simples consignas, que ponen en jaque al bienestar económico planetario alcanzado en las últimas décadas. Baste decir que el hambre en el mundo, pesadilla hasta hace poco de muchas zonas del planeta, se ha reducido y se vislumbra ya su desaparición, según datos de Banco Mundial. 
De esto no se informa a la población electora en las democracias; se le oculta la información a cambio de consignas fáciles y alarmantes en caso de que no se tomen medidas draconianas de dudosa eficacia. Bjon Lomborg, el ecologista/economista de gran prestigio, aunque acepta que hay calentamiento y que se debe a la acción humana, dice que la agenda 2030 supondrá una grave crisis económica que hará reaparecer la hambruna, además de la combustión de fósiles más contaminantes que los que se quieren suprimir. 
En España esto ha tenido su desarrollo particular. Los partidos que defienden el ecologismo radical son ahora la extrema izquierda LGTBI. Apenas tienen representación parlamentaria; su fuerza deviene del amparo del PSOE, que a su vez se ha aliado con los separatismos de toda laya, de modo que el presidente del gobierno debe su cargo a partidos marginales en España con fuerza relativa en sus distritos electorales. Así, con los votos de unos partidos separatistas que no representan un 2% del total de votos, el gobierno ha conseguido seguir gobernando tras unas elecciones generales que no ganó. Es evidente que el perverso sistema electoral y reparto de escaños favorece este estado de cosas. 
Estado de cosas que se puede describir de la siguiente manera: el Presidente del gobierno no es el presidente de España, sino el Alto Comisionado en Madrid de los Separatistas: por sus siglas, ACMS. Algo que acaba de un tajo  con la igualdad entre españoles. 

lunes, 19 de febrero de 2024

Lectura de las elecciones gallegas

El psoe de Sánchez se ha envilecido tanto que ya queda subsumido al mandato de sus socios de la antiespaña democrática. Mientras pide tiempo añadido para “darle una vuelta” a la ley de amnistía a la orden de su amo mayor, Puigdemont, en Galicia ha caído a plomo, quedando muy por debajo del BNG, que será su líder de la oposición. Por cierto, otro partido separatista.

Es claro que el psoe ya no es partido capaz de gobernar al conjunto de la Nación. 

España está desgobernada por una coalición de partidos que más parecen partidas de bandoleros. La infamia del psoe les deja el mando para que deshilachen a tirones una nación que ya era un reino antes de la invasión árabe. La debilidad de hoy recuerda vagamente a la de la invasión, y no es insignificante que Marruecos le dicte ahora al felón sus enigmáticos deseos.

Son otros tiempos, sí.  Pero en España, desde hace un siglo, hay partidas de bandoleros que quieren destruirla con el beneplácito del psoe, falso partido español, falso demócrata, falso obrero, encantado de malbaratar España... ¿por qué ese empeño sí no es porque lo lleva en sus entrañas desde su fundación?

Revísese el pensamiento de Azaña y sus amigos socialistas sobre la historia de España, totalmente negativa: Azaña hablaba del “equipo de demolición” previo, necesario para implantar su sueño utópico. De milicianos de la historia, obviamente. Ese equipo de demolición sigue su trabajo bajo las órdenes de la cuadrilla de la Moncloa con más ley de memoria histórica-democrática, no tan nueva y original.

La España de hoy nació con la unificación de los Reyes católicos, la primera nación de Europa. Pues eso y todo lo demás es odiado por el republicanismo psoista & co. de hoy. 

Odian a España. Odian su historia. Odian sus glorias y sus grandes logros. Los quieren borrar de los libros con la ley de memoria histórica. Les gusta la España escindida y les gusta la labor de demolición.

Todo esto ha dado lugar a un escenario político nuevo nada alentador. De un lado, la trinchera de los rupturistas; del otro el constitucionalismo, maltrecho, De Feijóo. Tomen nota, porque Sánchez hará todo lo que pueda para que gane la anti España. Tome nota Feijóo: abra los ojos, que lo de su sueño del bipartidismo se acabó. Si no se siente capaz de llevar el estandarte de España libre, que lo diga y deje el testigo a otro/a. Esto va de una lucha palmo a palmo, tierra a tierra, con la verdad por delante, sin sueños vanos.

domingo, 18 de febrero de 2024

La religión natural

Hace muchos años leí a Fernando Pessoa, que me acompañó un largo trecho. El azar y el viento me trajeron notas dispersas de un alma gemela. Gemela no en grandeza, ciertamente. Algo que, como decía un estimable Detective sin licencia, “me sirvió para estructurar mi vida”.
Somos fingidores. Fingimos que vivimos, cuando no somos más que abúlicos espectadores de lo que nos esforzamos en ver y, a veces, aplaudir con desgana, no vaya a ser que suene el estridente pitido autoritario.
La Libertad es que te dejen ser tu mismo en tu interior. De ahí hacia fuera no ha de esperarse nada salvífico. Son formas que pretenden engatusarte. Por suerte, muchas son repugnantes, especialmente las que más se esfuerzan en seducirte. Hay que saludarlas con encomio para que te dejen no paz. 
“Envidio al mendigo de la esquina por ser quien es y no ser yo”.
De ahí que la libertad pagana fuera más natural: no tenías que creer en la Santísima Trinidad. Bastaba con que hicieras libaciones a los dioses para que no se inmiscuyeran en tu vida. Las libaciones eran gratas, a los hombres y a los dioses. Eso sí, que el destino no te encontrara en su camino cruzado de otros destinos, pues sin saberlo, podías encontrarte con un dios furibundo, Poseidón, por ejemplo, levantando tempestades para hacer naufragar la nave de Odiseo. Eso podía anegarse la playa en la que tú estabas celebrando, quizás, una libación decorosa a Poseidón. 
No había libro de reclamaciones. 
Cuando el sol brillaba, no había viento y el mar estaba en calma, nunca debías de olvidar que todo es transitorio y que el destino acecha silencioso en cualquier nubecilla apacible. Esos hombre eran sabios, pese a tener escasa ciencia. Su religión y lo hechos estaban en armonía, se complementaban con pasmosa naturalidad. 
La misma naturalidad con que hacía versos Pessoa, dicho por el mismo. Si el pensamiento es grande, el azar y sus leyes van desgranando el verso; las palabras y el ritmo van fluyendo por sí mismo.





lunes, 12 de febrero de 2024

De aquí y allá

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2024-02-12/waterloo-feijoo/

Efectivamente. Feijóo es como la dulce Penélope: desteje de noche lo que teje de día. ¡Pero no hay un Ulises que venga a rescatarle! Efectivamente, Feijóo es un torpe sin rumbo, obcecado con los siete votos de Puchimon, sin ver que esos siete votos los tiene más a mano y mucho más limpios al otro lado. Pero es que está obsesionado con limpiar su imagen de fachoesférico que Sánchez le ha pintado. Parece mentira, una palabra, qué efecto... dicen que le han visto por ahí, insomne, tarareando la canción de “Zorra”, a ver si se le pega...

Feijóo debería de librarse del hechizo sanchesco, y escuchar otras voces cercanas - aunque sofocadas por su guardia pretoriana de imbéciles que le llevan al precipicio-. Si no lo hace, perderá votos que ya tiene por un espejismo, y saldrá de la escena por la trampilla. Lo malo es que dejará un vacío que no sabemos quién ocupará.


Por otro lado, Y qué pensar, qué decir, qué palabras usar ante los que gozaban del espectáculo de Barbate:

“Los guardias civiles asesinados por una narcolancha […] morían entre la RECHIFLA de una ESCORIA humana que disfrutaba con la impunidad de los criminales y la indefensión de las fuerzas del orden…”

(Federico Jiménez LOSANTOS, El Mundo)

Qué mundo vivimos? Escoria es poco. Injustificable. No es la hora de los buenistas… estamos yendo hacia un mundo de Hobbes, sin estado y todos contra todos. Algo que no podía imaginar.

sábado, 10 de febrero de 2024

La caridad o el amor

San Pablo hablaba en estas líneas del amor. No sé la razón de que la Iglesia lo haya cambiado por caridad. Puede dar lugar a confusión. Pero reconozcamos que es una idea del amor radicalmente distinta a la discurre hoy por la calle...

Epístola a los Corintios
Aunque yo hable la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe*. 2 Y aunque tenga (don de) profecía, y sepa todos los misterios, y toda la ciencia, y tenga toda la fe en forma que traslade montañas, si no tengo amor, nada soy*. 3 Y si repartiese mi hacienda toda, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, mas no tengo caridad, nada me aprovecha*. 4 El amor es paciente; el amor es benigno, sin envidia; el amor no es jactancioso, no se engríe; 5 no hace nada que no sea conveniente, no busca lo suyo*, no se irrita, no piensa mal; 6 no se regocija en la injusticia, antes se regocija con la verdad; 7 todo lo sobrelleva, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta*8 El amor nunca se acaba

Una de las más sensibles palabras que he leído nunca. 

Leyendo

Soy conservador, como ya dije en mi post anterior. La verdad es que lo he venido siendo poco a poco, liberándome gracias a mis lecturas, azarosas lecturas, de los grilletes que te ponen en “la edad de la razón”, para encauzarte en la vida hacia el “progreso sin fin” que es la aventura humana. 
El objetivo es que, gracias a esos grilletes mentales, te encajes en la vida, te cases, tengas hijos en los que proyectarte, trabajes, y veas con optimismo el presente y el futuro. Y cuando ya mayor eches la vista atrás, veas satisfecho lo que has hecho (sea lo que sea lo que el mundo ha hecho de tí) y tu herencia, tus hijos. Aquí cabría un punto de melancolía, pero sí tienes suerte y crees en el más allá, es que sabes que hay vida después de la muerte: llegarás pronto a un mundo mejor. Gran consuelo si la vida te ha tratado mal, en todo caso. El gran invento del cristianismo (San Pablo, por cierto).
Con muchas variaciones sobre este fondo, es el método bajo el que ha funcionado el Mundo desde que el Hombre fue lanzado a él. Desde que el Hombre es hombre, ha contenido sus pasiones irracionales gracias a esta cantinela, las ha sofocado, se ha uncido un yugo (que algunos han llamado “dulce”) bajo el cual ha tirado para adelante con mayor o menor fortuna. En general, la historia ha sido muy cruel con el hombre hasta hace muy poco. 
El Imperio de la Razón desde los griegos hasta la ilustración ha consistido en esclavizar nuestra parte más irracional. 
Pero resulta que la parte reprimida y sofocada es fuente de placer y (engañosa) felicidad. Por eso Freud hablaba de “El malestar de la cultura”: para soportarnos socialmente debemos refrenar mediante la Cultura (en sentido amplio) lo que nuestros viejos antepasados llamaban “los instintos”. 
Había que actuar así por razones sociales, pero como era más fácilmente imbuir la disciplina por razones personales, se tuvo que poner una recompensa personal a la represión: el cielo a cambio del infierno.
Como decía Schopenhauer riéndose de todo esto,”El mundo es Voluntad y Representación”. 
La Representación es la manera condicionada en que nosotros conceptuamos el mundo. El mundo es todo lo que percibimos ajeno a nosotros: el mundo exterior. Kant estableció que no podemos conocer ese mundo más que imperfectamente; nosotros tenemos una mente que es como una cámara fotográfica y, como tal, tenemos instalado una percepción espacio-temporal de las cosas. Puede que sea la cámara más perfecta que se conozca, pero no deja de imponer limitaciones a aprehender el mundo en su totalidad; lo “conocemos” imperfectamente a través del dispositivo espacio-temporal que tenemos, que no deja de ser un condicionante  apriorístico. 
No es que el mundo no existiera - como afirmaron algunos, como Fitch-, es que no podemos comprenderlo totalmente, sino por signos, pruebas, medidas, que son indicios probatorios de algunas características, no del “Ser-En-Sí, como decía Kant. Evidentemente esto no refuta el avance del conocimiento científico mediante análisis, observaciones, contrastes... Pero si nos fijamos bien, la ciencia es lo único que sigue avanzando mediante su humilde método de formular hipótesis que puedan ser refutadas y sustituidas por una mejor: de Newton a Einstein, de éste a Planck, y ahí se acaban mis conocimientos...
Pero reitero: la verdad de la ciencia es humilde y efímera (aunque pueda durar siglos), como dejo establecido Kant; no puedes decir absolutamente nada creíble del más allá, de la religión, de la moral... Kant dijo, al final de su vida, “que no había nada que le subyugara más que el concierto de los astros y la existencia de un código moral en el alma humana”. Esto le redimía de habérse cargado la sofistería tomista y jesuítica de las demostraciones racionales de la existencia de la Santísima Trinidad. Cosa que, por cierto, ya remachó Lutero al refundar el Cristianismo sobre la Fe (en la estelar de san Agustín), piedra angular de la nueva religión libre de toda sofistería. 
Schopenhauer dio un paso más al establecer que la razón, supuesta fuente de sabiduría desde Platón, no era más que más una sierva de la Voluntad, con lo que querían englobar todas las pasiones ciegas, que son las que nos gobiernan. Sería demasiado proceloso desmenuzar el camino que sigue Schopenhauer para llegar a la Voluntad; el caso es que ésta nos arrastra a todo tipo de concupiscencia que nunca queda saciada, nos hace infelices, y de paso a los demás, aunque al final la sierva razón viene a racionalizar a posteriori nuestros actos. La única solución personal que da Schopenhauer es cultivarnos, amar y servirnos del Arte con mayúsculas, alejarnos del mundo indomable, y contemplar serena y lucidamente, desde fuera, la acción de la Voluntad sobre los demás. No sé si estaba pensando en El Bosco y su cuadro “El jardín de las delicias”.
Para terminar: este repaso por mis ya viejos viajes por la literatura y la filosofía me llevan a pensar que todos tienen en parte razón. En especial Schopenhauer, en que la razón por sí sola es una sierva, poco fiable además, de nuestras tensiones internas (difícilmente conceptuales), que han sido mejor intuidas por los literatos que por los filósofos profesionales (a los que Schopenhauer detestaba olímpicamente en unas sabrosas páginas de su inmensa prosa).
Schopenhauer es uno de mis Conservadores favoritos. Como consecuente que era, fue un escéptico, y por lo tanto fiable cascarrabias. No creía en nada, salvo en lo absurdo del mundo (el primer filósofo occidental en decirlo). Solo recomendaba, como buen gobierno, que el estado debía emplearse nada más que en “La defensa interna, la defensa externa, y la defensa de la defensa”. Qué lejos estamos de eso... Que entregados a la fuerza ciega de los placeres inmediatos y la incultura, que nos somete a la pasión de otros por el Poder...

sábado, 3 de febrero de 2024

Por qué soy conservador

Soy conservador porque en el alma del hombre existen fuerzas destructivas que, cuando se apoderan del escenario, se llevan todo a su paso. El juego escénico de las ideologías no son más que máscaras que ocultan pasiones altamente destructivas. No hay más que saber un poco de historia, siquiera cronológica, para saber lo que digo. Lo único que frena un poco - y sólo a veces -, este espíritu de destrucción, es el pausado y errático avance de la civilización. ¿La cultura? Los nazis escuchaban a Shubert después de organizar la Solución Final. 

Pero, como decía Josep Pla, ¡cuán débil es la civilización! En momentos críticos pierde la batalla y no hay garantías de que gane la guerra. Millones de muertos yacen bajo la aparente civilización. 

Ningún partido ni institución tiene la clave de la verdad: tarde o temprano son cáscaras vacías. Las guerras se presenta arrasadoras pese a que nadie las quiere. Ángels, en su “Gran Ilusión”, profetizó que no estallaría la Primera Gran Guerra porque nadie estaría tan loco para poner en juego el gran bienestar alcanzado. Falló. Luego vino la Segunda. Ambas se consideraron guerras que acabarían con todas las guerras. La razón apenas llega a los umbrales de este sino.

Sí, soy conservador porque soy escéptico sobre la naturaleza humana. Tendrá una chispa divina, pero en medio de otras cosas letales. Por cierto, san Agustín fue uno de los primeros en vislumbrar esto. Bueno, eso sí, después de los griegos.